Noi siamo appassionati all’approccio alla vita romantica e sentimentale; alla vita passionale e alla passione per la vita.
E fra le nostre passioni la sessualità è sicuramente quella più forte che intendiamo vivere dolcemente e intensamente, senza fretta!
Bem, mas primeiro convem referir que esta ideia de Slow Sex veio da cabeça de Alberto Vitale.
Alberto Vitale figured that what works at the dinner table (Slow Food) might just work in the bedroom.
So he became an apostle for erotic deceleration ...
El autor of the blogi
Fonte:
El sexo como terapia - Las técnicas del 'neotantrismo', que conciben las relaciones sexuales como una fuente de salud.
La técnica se llama karezza, y exige una pasividad casi absoluta en el hombre y en la mujer, sentados y acoplados frente a frente, respirando como si fueran uno, en actitud meditativa, y moviendo únicamente el músculo del amor.
La pionera en el arte de la karezza fue la ginecóloga Alice Bunker Stockham, que trajo a Estados Unidos las técnicas tántricas de la India en el siglo XIX y supo utilizarlas con fines terapéuticos en sus pacientes occidentales.
Según Bunker y sus discípulos, la práctica de la karezza (de caricia, en italiano) no sólo estrecha el vínculo emocional en las parejas en crisis. También tiene efectos beneficiosos para la salud, sirve para recargar energía y puede conducir incluso -si la sesión se prolonga a una hora- a un estado sensorial de puro éxtasis.
Con el auge del neotantrismo en Estados Unidos, las prédicas de la doctora Stockham vuelven a estar muy en boga entre los terapeutas que defienden una fusión de la ciencia occidental con tradiciones milenarias de Oriente. Desde esta óptica, hacer el amor va mucho más allá de la pura relación carnal y puede ser un maná de salud y longevidad, o incluso convertirse en un vehículo de iluminación.
La meditación, la visualización, la contemplación o la apertura de los chakras (canales de energía) son algunas de las técnicas que introduce el neo-tantrismo en las terapias de pareja. «Puede llegar a convertirse en un camino espiritual, o puede simplemente reavivar la pasión y ayudarte a mejorar tu vida sexual», confiesa Val Sampson, autora de Tantra: The Art of Mind-Blowing Sex, el libro que ha contribuido a una nueva fiebre en los dos últimos años.
Sampson admite que para ella, como para la mayoría de los occidentales, el tantra llega como una especie de revelación: «Uno no se imaginaba antes que podía existir otra manera de afrontar la vida sexual, dándose tiempo el uno al otro, poniendo la cabeza y el corazón, buscando afanosamente la alquimia en la pareja».
Del tantrismo pasamos al taoísmo, y le tomamos la palabra al norteamericano Daniel Reid: «Las relaciones sexuales entre macho y hembra son la principal manifestación de los principios del Ying y del Yang». Reid, autor del popularísimo El Tao de la salud, el sexo y la larga vida, nos adentra en el reino de los tres tesoros (esencia, energía y espíritu) y nos invita a hacer la conexión insospechada entre sexo, salud y vida interior.
Las relaciones sexuales se convierten así en el cultivo dual hombre-mujer. El coito es un intercambio mutuo de esencia y energía, y también un manantial de salud, complemento necesario de la dieta, el ejercicio y la respiración.
Ahora bien, el yoga sexual taoísta exige una gran disciplina, sobre todo en el hombre, que ha de convertirse en maestro consumado en el arte de la retención. El semen es esencia, advierte Reid, y las fugas incontroladas hacen que el hombre pierda su vitalidad (no así la mujer, capaz de preservar mucho más fácilmente su energía). Los taoístas recomiendan pues a los hombres que aprendan a sacarle jugo al proceso y se entrenen para destilar el orgasmo sin necesidad de llegar a la eyaculación. «Cuando el sexo es practicado según los principios del Tao, más que ser una prueba agotadora se convierte en una fuente inagotable de energía, en un pozo que jamás se seca», advierte Daniel Reid.
Sobre cómo utilizar el taoísmo y el tantrismo para potenciar la conexión en la pareja nos habla también Michelle Pauli, autora de Sex with Spirit. No hace falta abrazar ningún credo esotérico, ni cuadrar la postura del loto, ni correr la maratón del kamasutra, advierte Pauli... «Basta con reconocer la conexión entre cuerpo y mente en uno mismo, y aceptar esa misma dimensión en el otro para convertir el impulso sexual en pura energía».
Tu cuerpo es tu templo... Contra las acendradas creencias cristianas, que levantan un muro entre lo sagrado y profano, la meta última del tantra es la fusión de los dos reinos. A final y al cabo, el acoplamiento entre del dios Shiva y su consorte Shakti es la chispa que hace girar el Universo...
El tantrismo es un culto antiquísimo que se remonta a las sociedades tribales en la India y que nos ha llegado a través del filtro del hinduismo y del budismo. En los años 60, en plena revolución sexual y en medio de esa oleada de misticismo oriental que sacudió a la sociedad norteamericana, se acuñó el término del neotantra.
El gurú Osho supo finalmente adaptar el concepto a las mentes occidentales con su particular fusión de tantra y psicoterapia.Decenas de discípulos han seguido sus pasos en Estados Unidos; entre ellos, la psicóloga Jenny Wade, autora del recién publicado Trascendent Sex, que nos invita a entrar en «una nueva dimensión que va más allá del sexo y que convierte el hecho de hacer el amor en un modo de conectar con el orden del Universo».
El placer de la lentitud
En Occidente nos sigue perdiendo la impaciencia. El Informe Kinsey reveló que el 75% de los hombres estadounidenses alcanza el clímax a los dos minutos de la penetración. El ritmo trepidante de nuestras vidas ha contagiado sin duda a las relaciones de pareja y ha dado pie al fast dating (citas rápidas) y al fast sex (sexo rápido).
Contra esta tendencia se rebelan ahora los seguidores de Slow Sex (sexo lento), creado hace dos años en Bra (Italia) como apéndice del movimiento Slow Food (comida lenta), el movimiento internacional que clama por la lentitud en la mesa, reclamando la vuelta a «los placeres sensuales» que sólo pueden degustarse con calma.
«En nuestro mundo consumista, el objetivo es llevarse a la cama lo antes posible a alguien para pasar lo antes posible a la próxima conquista», se lamenta Alberto Vitale, el fundador de Slow Sex.«La pasión se confunde con la gratificación instantánea. Nos hemos vuelto muy impacientes y muy avariciosos, y así no hay manera de disfrutar del sexo».
En Slow Sex confluyen por igual hombres y mujeres, aunque Vitale reconoce que el problema es esencialmente masculino: «Oyes hablar a los hombres y sólo hablan de números. Se enfrentan al sexo con la misma actitud productivista de la sociedad de consumo.Los hombres son por lo general muy impacientes y demasiado egocéntricos para disfrutar realmente del sexo».
Slow Sex (www.slowsex.it) nace como antídoto al sexo instantáneo, ante el convencimiento de que el placer se destila mucho más intensamente cuando las relaciones sexuales ocurren a un ritmo natural, sin dejarse arrastrar por la marea de las prisas que todo lo contamina. La revolución de la lentitud comienza pues necesariamente en la cama... Tiempo al tiempo.
Carlos Fresneda. Corresponsal du Nueva York.
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